Debido, a que me dejaron 3 comentarios, pidiendo más información sobre la ranita amarilla de la carbonera, busque un poquito más y espero les sirva, por lo que vi hay una organización en pro de ella, pienso que contactandolos directamente, podrían facilitar más información sobre el tema.
Venezuela es un país megadiverso y los anfibios son un digno ejemplo de esta condición. Con más de 330 especies reconocidas hasta el presente y otras tantas en proceso de ser descritas, Venezuela se cuenta entre los diez países con mayor diversidad de anfibios en el planeta.
Global Amphibian Assessment) clasifica a todos los Atelopus de Venezuela en la categoría "En Peligro Crítico". Los anfibios son considerados importantes indicadores de la calidad ambiental y en el pasado reciente se ha detectado una severa declinación poblacional de varias especies, en particular del género Atelopus.
Los Atelopus son unos pequeños sapos (a veces llamados ranas arlequines) que se caracterizan por presentar coloraciones llamativas (aposemáticas); además de poseer altas concentraciones de toxinas en la piel y por ser de hábitos diurnos y movimientos lentos.
En los Andes de Venezuela han sido identificadas siete (7) especies de Atelopus hasta el presente (Atelopus carbonerensis, A. chrysocorallus, A. mucubajiensis, A. oxyrhynchus, A. pinangoi, A. sorianoi y A. tamaense) en ambientes de selva nublada y páramo, entre los 1500 y 3500 metros de altitud. Todas se encuentran muy amenazadas de extinción.
De ser animales abundantes en el pasado reciente (hace 15 a 30 años), hoy en día, se desconoce alguna población superviviente de Atelopus en los Andes Venezolanos. Esta situación ha hecho suponer la extinción de estos sapitos por parte de algunos investigadores. El Libro Rojo de la Fauna de Venezuela incluye a todas las especies de este género dentro de las dos categorías de mayor amenaza de extinción: "En Peligro Crítico" y "En Peligro". Así mismo, las últimas estimaciones del GAA (
Un Fenómeno Global
Las diversas hipótesis para explicar el extraño fenómeno de la declinación de anfibios se vinculan principalmente con el cambio climático: el calentamiento global, el efecto invernadero, sequías prolongadas, disminución de la capa de ozono, etc.; los cuales desde hace décadas han venido afectando al planeta en forma más o menos acentuada. A una escala más local, la contaminación de las aguas, el uso incontrolado de pesticidas, la deforestación, la introducción de especies exóticas, competidoras y/o depredadoras, entre otros factores, parecen ser las otras causas que podrían explicar la disminución de los anfibios. Una enfermedad conocida como chytridiomicosis, la cual es generada por un hongo, también está afectando a muchas especies de anfibios y aparentemente se está extendiendo continuamente.
Aunque no todos los anfibios se encuentran En Peligro, es evidente que los representantes del género Atelopus, altamente diversificado a lo largo de la Cordillera Andina, han demostrado ser particularmente sensibles a ciertos cambios ambientales que aún son desconocidos por los científicos. Es relevante también que en la mayoría de los casos, los hábitat de estas especies no parecen sufrir alteraciones graves y se mantienen en apariencia bien preservados, muchos de ellos protegidos incluso dentro de parques nacionales y monumentos naturales de la región.
A pesar de la notoria disminución de las especies del género Atelopus en los Andes de Venezuela, a través de los esfuerzos adelantados por la Fundación AndígenA fue posible detectar la supervivencia del sapito de mucubají (Atelopus mucubajiensis) en el año 2004.
PROMOVIENDO LA PROTECCIÓN DE LOS ÚLTIMOS SAPITOS ARLEQUÍNES
A través del Proyecto Atelopus fue posible llevar a cabo una serie de actividades participativas de educación ambiental, mediante las cuales procuramos siempre dar a conocer la problemática actual que afecta a los anfibios y generar un mayor interés público hacia la importancia ecológica y cultural de estas criaturas.
Las diversas hipótesis para explicar el extraño fenómeno de la declinación de anfibios se vinculan principalmente con el cambio climático: el calentamiento global, el efecto invernadero, sequías prolongadas, disminución de la capa de ozono, etc.; los cuales desde hace décadas han venido afectando al planeta en forma más o menos acentuada. A una escala más local, la contaminación de las aguas, el uso incontrolado de pesticidas, la deforestación, la introducción de especies exóticas, competidoras y/o depredadoras, entre otros factores, parecen ser las otras causas que podrían explicar la disminución de los anfibios. Una enfermedad conocida como chytridiomicosis, la cual es generada por un hongo, también está afectando a muchas especies de anfibios y aparentemente se está extendiendo continuamente.
Aunque no todos los anfibios se encuentran En Peligro, es evidente que los representantes del género Atelopus, altamente diversificado a lo largo de la Cordillera Andina, han demostrado ser particularmente sensibles a ciertos cambios ambientales que aún son desconocidos por los científicos. Es relevante también que en la mayoría de los casos, los hábitat de estas especies no parecen sufrir alteraciones graves y se mantienen en apariencia bien preservados, muchos de ellos protegidos incluso dentro de parques nacionales y monumentos naturales de la región.
A pesar de la notoria disminución de las especies del género Atelopus en los Andes de Venezuela, a través de los esfuerzos adelantados por la Fundación AndígenA fue posible detectar la supervivencia del sapito de mucubají (Atelopus mucubajiensis) en el año 2004.
PROMOVIENDO LA PROTECCIÓN DE LOS ÚLTIMOS SAPITOS ARLEQUÍNES
A través del Proyecto Atelopus fue posible llevar a cabo una serie de actividades participativas de educación ambiental, mediante las cuales procuramos siempre dar a conocer la problemática actual que afecta a los anfibios y generar un mayor interés público hacia la importancia ecológica y cultural de estas criaturas.
Fuente: w.w.w.andigena.org.
Allí hay árboles cuadrados y los batracios tienen colores increibles. Hay ranitas de color verde metálico, que despiden fantásticos destellos cuando les da el sol. Hay otros de un amarillo brillante, las famosas ranitas de oro de Panama, tan buscadas por universidades e institutos de investigación.
Añadimos dos más a las antes mencionadas. La rana "corala", llamada así porque tiene las cuatro patas color negro con rayas rojas como la serpiente coral y que, según la gente, es igualmente venenosa y da grandes brincos. Hay otra rana de color claro, que salta como la corala y tiene ventosas o algo parecido en las patas, que la adhieren firmemente a cualquier superficie. Puede subir paredes paredes y colgarse del techo, aunque se la ve mas comunmente trepar hasta la cima de los árboles.
Fuente: el valle Panamá
No hay comentarios:
Publicar un comentario