Venezuela: Orquídeas de Guayana…en peligro crítico
La Cattleya jenmanii, la Coryanthes macrantha y la Cattleya lawrenceana, “enfrentan un riesgo de extinción extremadamente alto en vida silvestre, en un futuro inmediato”, según advierte el Libro Rojo de la flora venezolana
Hechizan de solo mirarlas. Pero, ni sus figuras exóticas, ni sus pétalos de colores fascinantes y aromas seductores, impiden que 41 especies de orquídeas de la región Guayana se encuentren amenazadas.
Según el Libro Rojo (LR) de la flora venezolana, 31 están clasificadas en estado vulnerable, 7 consideradas en peligro y 3 en la categoría de peligro crítico. Las especies Cattleya jenmanii, Coryanthes macrantha y Cattleya lawrenceana, son las que “enfrentan un riesgo de extinción extremadamente alto en vida silvestre en el futuro inmediato”.
El estado Bolívar es privilegiado en cuanto al número de especies conocidas. Los especialistas estiman que sólo en el Parque Nacional Canaima existen más de 500 especies de orquídeas y los estudios realizados por el investigador venezolano Gustavo Romero, encargado del herbario de orquídeas de Oakes Ames de la Universidad de Harvard, señalan que de las 153 especies de orquídeas descritas en su libro “Venezuela, paraíso de orquídeas”, 55 se encuentran representadas en el estado Bolívar.
Lila Intenso
Según detalla el LR, la Cattleya jenmanii es una especie que se distribuye tanto en Guyana como en Venezuela, pero en el país solo se ha reportado para el estado Bolívar, y para más señas, en las cercanías de Santa Elena de Uairén, capital del Municipio Gran Sabana y a lo largo del Parque Nacional Canaima, entre altitudes de 800 a 1 200 msnm.
Por eso, suele observarse el color lila intenso de sus pétalos en los alrededores del Kamá-merú, uno de los saltos más visitados de la Gran Sabana y lugar donde -cuenta la mitología indígena del pueblo Pemón- nació la venus “Zonda-Tiká”, diosa de la melodía y de las sierras. También se localiza en la zona turística El Abismo, aunque “recientemente no ha sido observada”.
El LR advierte que la explotación como planta ornamental, “dado el gran tamaño y abundancia de sus flores”, es su principal amenaza. “La afluencia de turistas en las áreas adyacentes a sus poblaciones naturales se considera como una presión permanente debido a que los pobladores de la región venden las plantas en grandes cantidades a los visitantes”.
Morado Sutil
Cuando florece, entre febrero y abril, sus pétalos adquieren tonalidades que van desde un morado sutil hasta el blanco absoluto, matices que hacen de la Cattleya lawrenceana, una de las orquídeas “mejor cotizadas en el mercado internacional”, según señala el LR.
Se la encuentra en Guyana, Brasil y Venezuela, localizándose, en este último, en el cerro Sipapo (Amazonas) y en las mesetas tepuyanas del estado Bolívar: Chimanta, Roraima, Guaiquinima, Auyán-tepui, al suroeste del Karaurín y en los ríos Caroní, Carrao, en las cabeceras del afluente Maurak y en las vegas del río Kukenan. Sin embargo, el LR indica que estos sitios, a pesar de ostentar alguna de las figuras de protección como parque nacional o monumento natural, “parece insuficiente para la sobrevivencia de la especie”.
Científicos citados por el LR la han reportado en situación de peligro crítico a causa de la disminución de sus poblaciones por la sobrexplotación con fines ornamentales, y también por la extracción de su ambiente natural. “Tanto los visitantes como los comerciantes son los responsables de su desaparición, ya que los indígenas la recolectan en grandes cantidades para ofrecerlas en venta a los turistas y aficionados que visitan las áreas cercanas a su hábitat”.
Endémica
La Coryanthes pegiae es tan extravagante, no solo porque crece sobre hormigueros, ni por la forma peculiar que adquieren sus pétalos transparentes y sus flores de un color anaranjado-marrón con manchas castaño oscuro, sino que además es una especie endémica de Venezuela: ha sido reportada únicamente en el río Cataniapo, cerca de Puerto Ayacucho, capital del estado Amazonas.
Demasiadas cualidades que la han hecho digna de ser considerada como “la más llamativa en Venezuela”, una condición que, según explica el LR, ocasiona una demanda comercial que a su vez, genera presión sobre sus poblaciones en estado silvestre.
Además, aclara que esta orquídea no ha podido ser propagada por semillas e incluso, “se tienen reportes sobre su imposibilidad de sobrevivir en cultivo, por lo que no existe en las colecciones”.
Empero, su distribución tan restringida a un sector del Amazonas venezolano no la exime de encontrarse amenazada debido a “la destrucción del hábitat para el desarrollo de actividades agropecuarias y urbanísticas”. El LR refiere que esta orquídea es “escasa en la naturaleza”, siendo su hábitat vulnerable a los “incendios frecuentes y al crecimiento urbano en los alrededores de Puerto Ayacucho”.
En tal sentido, recomienda implementar medidas de conservación que impidan su extracción de la naturaleza así como también, realizar estudios sobre la ecología y biología reproductiva de la especie.
Mayor protección
La publicación que registra la situación de amenaza de las especies botánicas de Venezuela recomienda incluir a la Catleya jenmanii y a la Cattleya lawrenceana en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites). El LR de la flora venezolana explica que en la actualidad ambas especies de orquídeas se encuentran en el Apéndice II de la Cites –al igual que la Coryanthes pegiae- y su posible transferencia “permitiría implementar medidas más estrictas para controlar su comercio, se contaría con una mayor cooperación internacional y con regulaciones más eficientes para su propagación en viveros comerciales”.
Asimismo, subraya la necesidad de “exigir que todas las plantas comercializadas internacionalmente sean propagadas en forma artificial bajo el control de las autoridades”. Al respecto, menciona que el Ministerio del Ambiente es el organismo que se encarga de mantener un registro de los viveros que se dedican a la exportación de orquídeas, “pero no existen medidas efectivas para el control del comercio interno y como consecuencia se mantienen las ventas ilegales de plantas extraídas de la naturaleza y esto ha sido referido como causa fundamental de la disminución de las poblaciones de algunas especies”.
Fuente: Canal Azul 24
Hechizan de solo mirarlas. Pero, ni sus figuras exóticas, ni sus pétalos de colores fascinantes y aromas seductores, impiden que 41 especies de orquídeas de la región Guayana se encuentren amenazadas.
Según el Libro Rojo (LR) de la flora venezolana, 31 están clasificadas en estado vulnerable, 7 consideradas en peligro y 3 en la categoría de peligro crítico. Las especies Cattleya jenmanii, Coryanthes macrantha y Cattleya lawrenceana, son las que “enfrentan un riesgo de extinción extremadamente alto en vida silvestre en el futuro inmediato”.
El estado Bolívar es privilegiado en cuanto al número de especies conocidas. Los especialistas estiman que sólo en el Parque Nacional Canaima existen más de 500 especies de orquídeas y los estudios realizados por el investigador venezolano Gustavo Romero, encargado del herbario de orquídeas de Oakes Ames de la Universidad de Harvard, señalan que de las 153 especies de orquídeas descritas en su libro “Venezuela, paraíso de orquídeas”, 55 se encuentran representadas en el estado Bolívar.
Lila Intenso
Según detalla el LR, la Cattleya jenmanii es una especie que se distribuye tanto en Guyana como en Venezuela, pero en el país solo se ha reportado para el estado Bolívar, y para más señas, en las cercanías de Santa Elena de Uairén, capital del Municipio Gran Sabana y a lo largo del Parque Nacional Canaima, entre altitudes de 800 a 1 200 msnm.
Por eso, suele observarse el color lila intenso de sus pétalos en los alrededores del Kamá-merú, uno de los saltos más visitados de la Gran Sabana y lugar donde -cuenta la mitología indígena del pueblo Pemón- nació la venus “Zonda-Tiká”, diosa de la melodía y de las sierras. También se localiza en la zona turística El Abismo, aunque “recientemente no ha sido observada”.
El LR advierte que la explotación como planta ornamental, “dado el gran tamaño y abundancia de sus flores”, es su principal amenaza. “La afluencia de turistas en las áreas adyacentes a sus poblaciones naturales se considera como una presión permanente debido a que los pobladores de la región venden las plantas en grandes cantidades a los visitantes”.
Morado Sutil
Cuando florece, entre febrero y abril, sus pétalos adquieren tonalidades que van desde un morado sutil hasta el blanco absoluto, matices que hacen de la Cattleya lawrenceana, una de las orquídeas “mejor cotizadas en el mercado internacional”, según señala el LR.
Se la encuentra en Guyana, Brasil y Venezuela, localizándose, en este último, en el cerro Sipapo (Amazonas) y en las mesetas tepuyanas del estado Bolívar: Chimanta, Roraima, Guaiquinima, Auyán-tepui, al suroeste del Karaurín y en los ríos Caroní, Carrao, en las cabeceras del afluente Maurak y en las vegas del río Kukenan. Sin embargo, el LR indica que estos sitios, a pesar de ostentar alguna de las figuras de protección como parque nacional o monumento natural, “parece insuficiente para la sobrevivencia de la especie”.
Científicos citados por el LR la han reportado en situación de peligro crítico a causa de la disminución de sus poblaciones por la sobrexplotación con fines ornamentales, y también por la extracción de su ambiente natural. “Tanto los visitantes como los comerciantes son los responsables de su desaparición, ya que los indígenas la recolectan en grandes cantidades para ofrecerlas en venta a los turistas y aficionados que visitan las áreas cercanas a su hábitat”.
Endémica
La Coryanthes pegiae es tan extravagante, no solo porque crece sobre hormigueros, ni por la forma peculiar que adquieren sus pétalos transparentes y sus flores de un color anaranjado-marrón con manchas castaño oscuro, sino que además es una especie endémica de Venezuela: ha sido reportada únicamente en el río Cataniapo, cerca de Puerto Ayacucho, capital del estado Amazonas.
Demasiadas cualidades que la han hecho digna de ser considerada como “la más llamativa en Venezuela”, una condición que, según explica el LR, ocasiona una demanda comercial que a su vez, genera presión sobre sus poblaciones en estado silvestre.
Además, aclara que esta orquídea no ha podido ser propagada por semillas e incluso, “se tienen reportes sobre su imposibilidad de sobrevivir en cultivo, por lo que no existe en las colecciones”.
Empero, su distribución tan restringida a un sector del Amazonas venezolano no la exime de encontrarse amenazada debido a “la destrucción del hábitat para el desarrollo de actividades agropecuarias y urbanísticas”. El LR refiere que esta orquídea es “escasa en la naturaleza”, siendo su hábitat vulnerable a los “incendios frecuentes y al crecimiento urbano en los alrededores de Puerto Ayacucho”.
En tal sentido, recomienda implementar medidas de conservación que impidan su extracción de la naturaleza así como también, realizar estudios sobre la ecología y biología reproductiva de la especie.
Mayor protección
La publicación que registra la situación de amenaza de las especies botánicas de Venezuela recomienda incluir a la Catleya jenmanii y a la Cattleya lawrenceana en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites). El LR de la flora venezolana explica que en la actualidad ambas especies de orquídeas se encuentran en el Apéndice II de la Cites –al igual que la Coryanthes pegiae- y su posible transferencia “permitiría implementar medidas más estrictas para controlar su comercio, se contaría con una mayor cooperación internacional y con regulaciones más eficientes para su propagación en viveros comerciales”.
Asimismo, subraya la necesidad de “exigir que todas las plantas comercializadas internacionalmente sean propagadas en forma artificial bajo el control de las autoridades”. Al respecto, menciona que el Ministerio del Ambiente es el organismo que se encarga de mantener un registro de los viveros que se dedican a la exportación de orquídeas, “pero no existen medidas efectivas para el control del comercio interno y como consecuencia se mantienen las ventas ilegales de plantas extraídas de la naturaleza y esto ha sido referido como causa fundamental de la disminución de las poblaciones de algunas especies”.
Fuente: Canal Azul 24
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